El Misterio de la Motivación: Cómo Nuestros Pensamientos Dirigen Nuestro Impulso y Acciones

Hoy vamos a marcar unas pautas para entender mejor qué es la motivación. Qué duda cabe de es un tema muy actual, la sociedad en la que vivimos nos obliga a estar continuamente motivados debido a unas expectativas de nivel de vida y de éxito social bastante elevadas, pero de este tema en concreto, tendremos que hablar en otro post.

El hecho es que se nos exige un nivel de rendimiento tan alto que necesitamos esa motivación para ir alcanzando objetivos, sea del tamaño que sea el objetivo, porque siempre se interponen en nuestro camino montañas de pequeños retos que hay que ir superando, nada o pocas cosas son fáciles e incluso el camino a seguir se difumina y muta cuando menos lo esperamos, quizás nuestros antepasados tenían vidas más fáciles y no se les complicaba tanto alcanzar unos objetivos que, desde luego, no estaban tan influenciados por injerencias externas. ¿No te parece que tuvo que ser así?, para responder a esta pregunta vamos a hacer un repaso a este constructo.

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La motivación es un aspecto importante de la vida humana

La motivación nos empuja a realizar acciones que son importantes para nosotros, tanto a nivel personal como social. La motivación nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos, a superar desafíos y a vivir la vida que nos hemos imaginado, o quizás no tanto…. Las promesas de felicidad absoluta se suceden constantemente y es uno de los aspectos que contribuyen a aturdirnos en pos de nuestra zanahoria personal, pero vayamos desgranando a la motivación para encontrar un poco de claridad en este asunto y podamos tomar decisiones con un poco más de perspectiva.

En primer lugar, haremos la distinción entre motivaciones primarias y secundarias.

Motivaciones primarias

Las motivaciones primarias son fáciles, son aquellas que están relacionadas con la supervivencia y son comunes a todos los seres humanos sanos. Se refieren a la motivación para satisfacer necesidades como la alimentación, el sueño o el sexo. Fácil de identificarlas, ¿verdad?

Con las motivaciones secundarias tendremos que dedicar un poco más de tiempo y tinta. Las motivaciones secundarias se refieren a aquellas que no son innatas, sino que se adquieren a lo largo de nuestra vida y no están directamente relacionadas con la supervivencia de la persona o de la especie, son más bien motivaciones sociales que nacen por la influencia del entorno, por ejemplo, por la cultura en la que nos desarrollamos o por determinadas experiencias que se han vivido.

Vamos a ver unos ejemplos

Logro: Lograr metas personas, recibir reconocimiento o destacar dentro del grupo.

Afiliación: Conseguir la pertenencia y ser un miembro reconocido de determinados grupos sociales o profesionales.

Poder: Controlar las situaciones o las personas del entorno.

Autoestima: Sentir una valoración positiva sobre uno mismo.

Curiosidad: Aprender habilidades o adquirir conocimientos sólo por placer.

Como puedes ver, las motivaciones secundarias son más dinámicas y cambiantes que las primarias, puesto que nacen en nuestra interacción con la sociedad y, por lo tanto, dependen de algunas variables

Para entender porqué son más dinámicas que las fisiológicas, tendremos que explorar otro punto. Y este punto se refiere a las variables motivacionales.

Variables motivacionales

Las variables motivacionales son factores que influyen en la dirección, intensidad y persistencia del comportamiento humano. Estas variables pueden ser de naturaleza fisiológica, situacional o cognitiva, y se relacionan con la satisfacción de las necesidades y deseos de una persona. Las variables motivacionales son importantes para dar un paso más en la comprensión de por qué las personas se comportan de determinada forma y de dónde sacan la motivación para realizar ciertas acciones.

Variables Fisiológicas: Se refieren más o menos a lo que te imaginas. ¿Tienes sed? Pues esto te motiva para buscar agua, ¿Tienes hambre? Pues se activará la motivación suficiente para prepararte una comida.

Variables Situacionales: Esto ya depende más del entorno. Imagina que trabajas en una empresa que paga un bono por alcanzar los objetivos, pues esto sería un ejemplo de cómo el entorno o una situación ajena a nuestra propia persona puede influir en nuestra motivación.

Variables Cognitivas: Como ya hemos mencionado, estas son las más complejas de todas, pero también las más fascinantes. No se limitan a reacciones automáticas a estímulos físicos o situacionales si no que son el producto de nuestro pensamiento, nuestras creencias y valores, y cómo estos se entrelazan con nuestras experiencias y deseos.

Tomemos como ejemplo la autoeficacia, ese motor interno que nos impulsa a creer en nuestra capacidad para superar desafíos y alcanzar metas. No se trata sólo de un pensamiento positivo también es una fuerza poderosa que nos dice: “Puedo hacerlo”. Esta creencia en nosotros mismos es crucial para mantenernos motivados, especialmente cuando nos enfrentamos a tareas difíciles o a situaciones nuevas.

Pero hay más. Las variables cognitivas también abarcan nuestras expectativas y objetivos. Si establecemos metas que son significativas para nosotros, que resuenan con lo que valoramos y deseamos en la vida nuestra motivación para alcanzarlas es mucho más fuerte. Estas metas se convierten en faros que guían nuestro comportamiento, impulsándonos a superar obstáculos y a perseverar a pesar de los desafíos.

Y qué decir de nuestras creencias sobre el mundo y nuestro lugar en él. Nuestras convicciones sobre lo que es justo, posible o merecido influyen poderosamente en nuestra motivación. Si creemos que el mundo ofrece oportunidades y que tenemos el derecho y la capacidad de aprovecharlas, nos sentiremos mucho más motivados para perseguir nuestros sueños. Puedes aprender más sobre esto en nuestro post de “¿Cómo las expectativas tejen nuestro camino?

Finalmente, no podemos olvidar el rol de la retroalimentación en las variables cognitivas. La forma en que interpretamos los comentarios y resultados de nuestras acciones influye en cómo nos motivamos a seguir adelante. Por ejemplo, si vemos los errores como oportunidades de aprendizaje o como un pulido del camino a seguir en lugar de verlos no como fracasos, nos sentiremos más motivados para continuar esforzándonos y creciendo. Bueno, ¿qué piensas al respecto? ¿Has detectado alguna de estas variables en tu vida cotidiana? Si no es así, te animo a que repases los aspectos de tu vida que requieren de motivación y que los analices bajo la lupa de lo que acabamos de aprender, seguramente te ayudará a perfilar y reordenar acciones y pensamientos.

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